



Si el tiempo era muy frío, se comenzaba con el rito del encendido de la estufa. Faena que solía hacer el maestro ayudado por alguno de los alumnos mayores. En muchos lugares, el alumno llevaba junto con la cartera, su pedazo de leña diario.
En la sesión de la mañana se estudiaba siempre la materias pesadas, Matemáticas, Cálculo, Lenguaje. Mientras el maestro o la maestra explicaba la lección del día, otros grupos realizaban las cuentas puestas en la pizarra, corregían los deberes, etc. Si el número de alumnos era alto, algunos mayores ayudaban de alguna manera a la labor del maestro.
El recreo era empleado muchas veces por el maestro para atender a alumnos con dificultades en el aprendizaje mientras vigilaba también a algún arrestado.
Tras el descanso, se trataban otras materias más suaves como Geografía, Historia, o Ciencias; y sobre todo, se hacía la lectura conjunta e individualmente.
El recreo era empleado muchas veces por el maestro para atender a alumnos con dificultades en el aprendizaje mientras vigilaba también a algún arrestado.
Tras el descanso, se trataban otras materias más suaves como Geografía, Historia, o Ciencias; y sobre todo, se hacía la lectura conjunta e individualmente.
Ni la formación de las parejas de alumnos ni la colocación y disposición de los pupitres en el aula se regían por la casualidad. Se hacía siempre con una intención educadora, como recurso para premiar, castigar o estimular.
Al principio, los alumnos se sentaban en largos y toscos bancos de madera sin respaldo; servía la pared. A juego con una enseñanza transmisiva de contenidos que se aprendían mediante la repetición rutinaria, individualmente o en grupo. Se escribía en los encerados o en las pequeñas pizarras individuales.
El banco-pupitre con tablero inclinado y huecos para los tinteros, donde se sentaban cuatro o más alumnos debió significar un verdadero progreso. Alguno incorporó ya el respaldo, la tabla o cajón para dejar los libros, etc. Después apareció el pupitre de dos asientos con múltiples variantes. Muchos de estos pupitres los fabricaron carpinteros locales.
El banco-pupitre con tablero inclinado y huecos para los tinteros, donde se sentaban cuatro o más alumnos debió significar un verdadero progreso. Alguno incorporó ya el respaldo, la tabla o cajón para dejar los libros, etc. Después apareció el pupitre de dos asientos con múltiples variantes. Muchos de estos pupitres los fabricaron carpinteros locales.